23 de junio de 2019

Expectativas versus Realidad

El otro día tuve la reunión de fin de curso de Mini Yo con sus tutoras:la de clase y la del taller (reprografia) ambas me dijeron (lo que ya sabia): que va contenta al colegio, que siempre está sonriendo y que es muy trabajadora. En un momento de la reunión me dijeron que seguramente Mini Yo no sería capaz de aprender a leer y a escribir, sinceramente no estaba preparada para oír esas palabras y dos gruesas lagrimas rodaron por mis mejillas. La tutora del taller se alarmó (nos acabamos de conocer y no sabe cómo soy) y se disculpó por ser tan drástica, yo le dije que no pasaba nada, que estaba bien y que no me lo esperaba porque siempre su neuropediatra de Madrid me había dicho que tenía la capacidad para conseguirlo, y que era consciente de que le estaba costando muchísimo (pues estoy con Mini Yo cuando hace los deberes) pero que tenía la esperanza de que en algún momento su cerebro haría "click" y sería capaz de unir las letras formando sílabas porque ahora deletrea las palabras. Por si no me habéis entendido: si Mini Yo ve la palabra "mesa" , te dice: m-e-s-a pero no te dice las sílabas, o si te dice alguna es después de mucho tiempo porque les cuesta mucho. Y eso que tiene algún juego para estimularla y que siga avanzando. Ellas me dijeron que la lectura silábica a lo mejor no la conseguía pero si una lectura accesible (palabras que la ayuden en su día a día), y que tenía que rebajar mis expectativas. Les dije que yo rebajaría mis expectativas pero que si Mini Yo era capaz de leer con lectura accesible no iba a permitir que no lo consiguiera. Quedamos en que tendría una reunión con la orientadora y la trabajadora social la semana siguiente porque les comenté que llevaba un tiempo pensando en que a partir del verano Mini Yo acudiera una hora más a la semana a su logopeda para insistir en la lectura. 
El viernes pasado tuve esa reunión, tanto la orientadora como la trabajadora social me conocen y saben cómo soy (lloro, me desahogo y me vuelvo a poner las pilas), estuvimos charlando sobre el tema, y yo les dije qué me pilló por sorpresa, y que me había disgustado y preocupado pues me parecía importante para su autonomía y también de cara a un "trabajo futuro" el saber leer y escribir, y ellas me dijeron que había chicos que vivían en pisos tutelados que no sabían leer y escribir, y algunos que si sabían pero no tenían comprensión lectora. 
También les comenté lo de ampliar una hora más a la semana ir al logopeda y unas clases particulares durante agosto y septiembre para no olvidar lo aprendido y reforzarlo, les pareció bien porque Mini Yo está acostumbrada a trabajar, pues como les dije puede que avance algo más o puede que no pero mal no le va a hacer
Al finalizar la reunión, un poco más tranquila, les dije:"me pilló de sorpresa, es como si vosotras pensáis que vuestros hijos que van a ir a la universidad y os dicen que tienen que hacer una FP porque no tiene capacidad para más, es malo? No. Es lo que queríais para ellos? No. Simplemente necesitáis tiempo para asimilarlo". Pues es lo que me pasó en la reunión, ahora está asimilado pero seguiremos trabajando, dandole los apoyos que necesita y estimulándola para que consiga lo máximo.

9 de junio de 2019

!Odio los parques!

Hala, ya lo he dicho...y lo digo por las muchísimas horas que he pasado en ellos y por la cantidad de veces que he salido llorando de ellos...
A Mini Yo siempre le ha gustado ir a jugar a los columpios, y cuando era pequeña la llevaba en su sillita de paseo a los Jardines de Pereda, en este parque le encantaba subirse a un coche para "conducir", el columpio que era para pequeños y solo la dejaba un rato cortito si había otros niños o más tiempo si no había nadie. Y sobre todo le gustaba el tobogán pero como no podía subir escaleras iba al de los bebés...y alli Mini Yo era como un gigante, era una niña de tres años que gateaba (no empezó a andar hasta los cuatro años), y el resto: bebés de un año aproximadamente, así que muchos padres cuando la veían cerca de sus bebés corrían raudos y veloces a por ellos por miedo a que Mini Yo les hiciera daño, o la miraban de un modo extraño y a mí con cara de pena...y cuando pasaba, la cogia en brazos y hundiendo mi cara llena de lágrimas entre sus brazos la colocaba en la silla y volvíamos a casa. Cuando llegaba a casa de mis padres y mi madre me veía la cara, me preguntaba ¿te compensa? Y yo respondía si porque Mini Yo es tan feliz...
Así que como Mini Yo madrugaba mucho, sobre las nueve o nueve media íbamos a los Jardines de Pereda, evidentemente estábamos solas, así que Mini Yo podía disfrutar de los columpios, y yo no sufría...cuando a media mañana empezaban a llegar los niños nosotras nos íbamos. 
Algunas veces íbamos a la Alameda que hay frente a la casa de mis padres y pasaba algo parecido, pero una vez ocurrió un milagro:"Mini Yo fue detrás de una pelota que era de un niño de un año de edad más o menos, Mini Yo la cogio y se la tiró (con fuerza porque hacía fisioterapia y tenía mucha fuerza que no controlaba) y yo le dije así no que le vas a hacer daño, recogí la pelota y se la devolví al niño, se acercó su padre y le dijo a su hijo que jugase con Mini Yo y me acerqué y le dije es que a lo mejor Mini Yo le hace daño porque le tira la pelota fuerte. Él respondió que no pasaba nada, que los niños se caen, se dan golpes...y le miré con lágrimas en los ojos y como si hubiese visto a Dios. Los dos jugaron durante un rato". Años más tarde coincidimos con ese padre y su hijo en la parada del autobús todos los días porque su hijo cogia el autobús que le llevaba al colegio y nosotras el autobús municipal, y me recordó la escena, yo no recordaba su cara pero el padre se acordaba de nosotras porque recordaba cómo le había mirado...
Cuando empezó a andar, íbamos a los Jardines de Pereda andando, que tardadadamos una hora en hacer un trayecto de treinta minutos, y llego un momento en que no me importaba si nos miraban, cuchicheaban, o decían algo de mi hija porque para mí era mucho más importante lo feliz que era Mini Yo. 
A pesar de odiar los parques he llevado muchas veces a mis sobrinos junto con Mini Yo o a ellos solos; y Mini Yo conoce todos los que hay en Santander porque su abuelo la ha llevado a todos.
Aquí podéis verla disfrutar en los Jardines de Pereda aunque sea un adolescente